Els científics gallecs evaluen les conseqüències del desastre del 'Prestige'

12/12/2002 - 00:00
Un centenar de científics de les universitats de Galícia han reclamat aquesta setmana, amb el suport explícit de Greenpeace, que la indústria pretoliera es responsabilitzi dels accidents com el del 'Prestigi'. Damunt l'emblemàtic vaixell Rainbow Warrior, ancorat al port de Vigo, els científics han demanat que aquesta indústria cobreixi també el cost d'investigació i recuperació dels ecosistemes afectats a llarg termini pels vessaments. Entre aquests efectes hi ha els determinats per les característiques persistents i bioacomulatives d'alguns dels seus compostos, que fan que quedin en la cadena tròfica durant generacions. El director executiu de Greenpeace a l'estat espanyol, Juan López de Uralde, ha assegurat que una de les arrels del problema és la diferència de règims -un menys permissiu, l'altre més- entre Europa i els EUA. La declaració també demana canvis en les polítiques de transport marítim i en la política energètica, i reclama, igualment recursos -organitzatius i tècnics- per evitar més accidents. Els representants de les tres universitats gallegues han denunciat igualment que les seves investigacions s'han ignorat i que les administracions implicades no els han demanat, per ara, cap mena de d'assessorament o col·laboració. Aquest és el comunicat conjunt:
En defensa de los ecosistemas costeros afectados por el 'Prestige' El 13 de noviembre pasado el buque petrolero Prestige sufría un accidente frente a las costas de Galicia, a la altura del Cabo Touriñán. En los días siguientes el buque vertería parte de su carga, un combustible pesado conocido como fuel nº 6, en una cantidad que se cifra en unas 20.000 toneladas. Desde ese momento se han dicho muchas cosas sobre el accidente y sobre su impacto en el medio marino. En este sentido nos gustaría manifestar que : El impacto ecológico de un accidente de estas características incluye efectos tanto a corto como a medio y largo plazo. Las investigaciones realizadas tras otros accidentes de estas características muestran que la recuperación de los ecosistemas afectados puede llevar mucho tiempo. Y no debemos olvidar que estos costes ecológicos se traducen de manera directa en costes económicos, sociales y culturales dramáticos. Las características de este fuel en cuestión, muy pesado, de baja solubilidad en agua y escasa evaporación, hacen que sea potencialmente muy persistente en el medio. Entre los compuestos que componen el fuel se encuentran compuestos orgánicos persistentes, de carácter bioacumulativo, que son en muchos casos posibles carcinógenos humanos. A los efectos a corto plazo derivados de la toxicidad aguda del combustible y de sus efectos físicos sobre el sustrato y la penetración de la luz, siguen otros efectos a más largo plazo relacionados con la alteración de la estructura y dinámica del ecosistema, de muy difícil predicción cuantitativa, pero evaluables y cuantificables con una monitorización científica adecuada, y muy relevantes desde el punto de vista ecológico y económico. Entre los efectos a largo plazo están aquellos determinados por las características persistentes y bioacumulativas de algunos de sus compuestos y la posibilidad de que éstos se incorporen a la cadena trófica durante generaciones. A tan sólo dos semanas del accidente ya sabemos que probablemente existe una gran cantidad de fuel depositado en algunos de los fondos de la costa gallega. Existe por tanto la posibilidad de que este fuel sedimentado se convierta en una fuente de contaminación continua durante un largo periodo de tiempo. Este accidente se suma al empobrecimiento general que sufren los ecosistemas costeros, y que tiene múltiples causas, entre ellas la contaminación de distinto origen, la alteración del hábitat litoral por construcción de infraestructuras, la sobrepesca o el cambio climático -otro impacto medioambiental derivado del uso de combustibles fósiles como el petróleo-. Tras el accidente, la minimización del impacto de éste ha sido una constante. Ésta va desde los plazos para la recuperación del ecosistema declarados por algunos políticos hasta el lenguaje empleado al referirse al accidente. Aún hoy algunos se empeñan en hablar de un vertido y dan plazos de recuperación de unos pocos meses. La falta de información ha sido la norma, hasta el punto de que los datos de los que disponemos sobre la composición del combustible, 15 días después del accidente, proceden de un instituto de investigación francés, sin que las autoridades españolas hayan hecho públicos datos al respecto. Sin embargo hemos comprobado como durante numerosos días cientos de voluntarios trabajaban en las playas afectadas durante horas sin la información ni los medios adecuados para llevar a cabo esta tarea de forma que esto no represente un riesgo para su salud. Galicia cuenta con tres universidades con numerosos grupos de investigación especializados en estudios marinos, que centran su trabajo en muy diversas temáticas que abarcan desde la contaminación al estudio de los recursos pesqueros, todas ellas relevantes a la hora de evaluar los efectos de una catástrofe de este tipo. A pesar de existir este capital intelectual, fruto del esfuerzo de toda la sociedad, estos investigadores han sido ignorados hasta el momento por las administraciones implicadas, que no han solicitado en ningún momento su asesoramiento o colaboración para iniciar la evaluación científica de los daños. A pesar de esta circunstancia, son varios los equipos que, con el esfuerzo personal consiguiente, han iniciado estudios con ese fin, que buscan aportar información científica, objetiva y pública, sobre la situación actual y la evolución futura de los ecosistemas costeros afectados. Los ecosistemas costeros gallegos han sufrido 5 accidentes petroleros en los últimos 30 años. Los factores que determinan la frecuencia de este tipo de accidentes continúan invariables, y los medios con los que hacerles frente siguen siendo los mismos que hace 10 años, cuando el petrolero Aegean Sea encalló en las costas de A Coruña. De no cambiar sustancialmente las cosas, un accidente como éste volverá a suceder. Será el mes que viene, el año que viene o dentro de otros diez años. Los cambios imprescindibles para minimizar el riesgo de nuevas catástrofes de estas características incluyen:
- Responsabilidad ilimitada para la industria petrolera, tal como sucede en los Estados Unidos a raíz del accidente del Exxon Valdez. Actualmente en Europa esta responsabilidad de las compañías propietarias de la carga está limitada y supone que finalmente todos los ciudadanos deben pagar los daños provocados por una industria que opera minimizando costes y en condiciones de seguridad insuficientes. El hecho de que tanto para la industria como para las compañías aseguradoras estos accidentes resultan excesivamente baratos no genera incentivos para que éstas operen de forma más segura. La responsabilidad debe incluir no sólo los daños más directos y a más corto plazo, sino los gastos de investigación y recuperación de los ecosistemas afectados. - Cambios en las políticas de transporte marítimo. Existe todo un conjunto de medidas imprescindibles entre las que se encuentran la implantación de buques de doble casco, la creación de una red de puertos seguros, la declaración de Áreas Marinas Especialmente Sensibles o el control público de las sociedades de clasificación. La industria petrolera debe ser forzada a emplear todos sus recursos para contar con los medios de transporte más seguros existentes en la actualidad. - Cambios en la política energética. El petróleo tiene un gran impacto ambiental desde su extracción inicial hasta su posterior consumo. El impacto de los combustibles fósiles no está restringido al ámbito local. El cambio climático tiene un impacto evidente sobre los ecosistemas marinos del planeta. Nuestras sociedades modernas disponen ya de un arsenal de energías alternativas a los combustibles fósiles y de la capacidad de disminuir significativamente el consumo de energía a través del ahorro y la implantación de tecnologías más eficientes. La transición hacia un modelo energético basado en energías renovables es la solución última a este tipo de accidentes. - Medios de lucha contra la contaminación. Este accidente ha demostrado que tras una larga historia de accidentes en la zona y con un tráfico que supera los 6.000 buques de transporte de sustancias peligrosas a menos de 50 millas de las costas gallegas cada año, seguimos sin contar con los medios y la planificación mínimos para tratar de paliar en la medida de lo posible los efectos de un accidente de estas características.
Miles de familias que dependen directa e indirectamente del medio ambiente marino en Galicia sufren hoy las consecuencias de un accidente que podía haber sido evitado. Esperamos que esta vez seamos capaces de aprender algo.

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